Recuento 2024
En el jardín

Montéavila

En sus cinco décadas de historia

Corrían los primeros días de enero de 1974 cuando, después de 15 años de funcionamiento en la Urbanización El Bosque, Monteávila se mudó para El Cafetal, allí, en toda la curva: entre Santa Marta y Santa Sofía

Dos funciones primordiales tenía Monteávila cuando fue creada: desarrollar una amplia labor educativa en el plano intelectual, cultural, humano y espiritual, dirigida a quienes estudiarían su carrera universitaria en Caracas; y proporcionar alojamiento a algunos de esos estudiantes, que procedían del interior del país.

Gracias a esta doble finalidad, Monteávila nunca se convirtió en simple albergue estudiantil; sino que desde el comienzo fue un lugar donde el ambiente de exigencia intelectual y humana, de amistad y de espontaneidad propios de una familia cristiana permitían al estudiante madurar como persona y alcanzar su desarrollo profesional.

A finales de 1973 se completó la construcción de la sede actual y en enero de 1974 se habitó formalmente, como recuerda su primer director, el Dr. Juan Brosa: “el primer residente en llegar fue Luis Ávila (1974) estudiante de ingeniería electrónica, fallecido hace varios años en un accidente automovilístico. El 6 de enero de aquel año se instaló en una de las habitaciones del primer piso. Posteriormente, se trasladaron los residentes que vivían desde el trimestre anterior en la antigua sede de El Bosque. Este grupo de pioneros provenía principalmente de Maracaibo. Monteávila comenzó con no más de 10 residentes. El primer sacerdote de la Residencia fue el P. Alfredo Rincón”.

En el jardín

En marzo de 1974 se concluyeron trabajos importantes, como el oratorio y el auditorio. Ese año, el 19 de marzo fue sábado. Al terminar la Misa se dejó por primera vez el Santísimo en el sagrario. La ocasión merecía una tertulia especial… Nació así el primer RECUM (aunque el nombre del show se acuñó después).

Pero en Monteávila lo más importante no es el núcleo residencial, sino la labor de formación que se desarrolla alrededor del Centro Cultural. A través de coloquios, charlas, conferencias, talleres y cursos, muchos estudiantes, residentes o no, han podido adquirir experiencias y enriquecer su bagaje cultural durante sus años de estudios. Pudiéramos referirnos a actividades ya tradicionales como las Jornadas de Complementación Humanística – la cual se desarrolla desde 1959 –, o la Lección Inaugural, que en muchos años ha dado inicio al curso académico; pero la actividad más importante y que configura realmente la tradición que queremos conservar, es la que desempeñan los estudiantes en las salas de estudio: allí se moldean, a través del trabajo intelectual, personalidades sólidas, ejemplares también en el prestigio profesional.

 

Tomado del primer número de la Publicación Recuento

 

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