“El Campamento de trabajo social hace que uno crezca como persona” así describió uno de los asistentes lo que consideraba un beneficio importante del campamento Campoflorido, que este año se realizó entre los días 20 a 27 de marzo en el pueblo de San Juan de Colón del Estado Táchira. Allí se reunieron unos treinta estudiantes universitarios de distintos estados del país con el objetivo de prestar ayuda en varias actividades de la zona.
En esta oportunidad, la participación de médicos y odontólogos en el campamento permitió la realización de consultas en estas disciplinas y la atención de un grupo importante de personas de la comunidad. Aquellos estudiantes con intereses en estas áreas pudieron ayudar en la asistencia a los pacientes. Por otra parte, el trabajo de construcción se concentró este año en varios frentes; entre ellos estuvo la elaboración de regresivas y la reparación de algunas carreteras que requerían mantenimiento; estas tareas se realizaron en las zonas de “Begones”, a unos 45 minutos en camión desde el pueblo de Colón y en la zona llamada “La Soledad”, cercano al mismo pueblo. El proceso de construcción estuvo dirigido por albañiles especializados que dirigían el uso del trompo para mezclar cemento con agua, fibra y cuarenta y tres palazos de arena. Luego había que llevar la mezcla de cemento en carretillas a las carreteras. La reparación de estas vías constituye un beneficio importante para la comunidad, ya que en la actualidad sus habitantes deben bajar caminando o en motos desde la zona.
Otros de los trabajos importantes fue la ayuda en los últimos detalles de la construcción de un par de casas de algunos vecinos del lugar que, por su edad o por falta de recursos, retrasaban la tarea. Estas personas nos trataron con mucha cordialidad y hospitalidad, ya que a pesar de sus condicionamientos estaban pendientes de ofrecernos bebidas refrescantes como agua de panela, nestea, e incluso consomé de gallina.
En la Convivencia pudimos sacar tiempo para la diversión: paseo por el pueblo de San Pedro del Río, visitar la feria de exhibición de artesanías del pueblo, jugar futbolito con los muchachos del pueblo de Colón, jugar dominó, y por supuesto, simpáticas tertulias llenas de anécdotas y canciones bajo las guitarras de Juancho, Froilán y Carlos. Por supuesto, no podían faltar los juegos de salón como los llamados mafia o "wish", que algunos días duraron hasta altas horas de la noche.
El campamento ha sido una gran oportunidad para ayudar a mucha gente que lo necesita y al servir, sentir que se es más humano al involucrarse con las personas que se ayudan, lo cual anima a volver el próximo año.